Estamos ya en el tramo final del periodo más denso de la actividad cultual de las Cofradías: la Cuaresma, no olvidándonos que el culto está en la raíz misma de las diferentes Cofradías y Hermandades, y que es su fin primordial, sin olvidar la caridad, la formación y la catequesis de los hermanos que la componen.
Concretamente, mañana martes día 24 se inicia el Solemne Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que tendría como broche de oro la Solemnisima Función de las Cien Luces el próximo domingo ( Domingo de Pasión ) 29 de marzo.
Sobre este Quinario podemos decir que fue escrito por D. Antonio Aguilar y Cano, quien siempre estuvo muy ligado a la Cofradía de Jesús Nazareno a quien profesaba una gran fe y devoción, inculcada por sus progenitores, y para cuya devota Imagen escribió en el año 1892, realizándose desde el año 1893 y hasta los días actuales el mismo, año tras año.
Según el libro de la Cofradía publicado en el 2003, la licencia Eclesiástica la decretó y firmó el Excelentísimo e Ilmo Sr. Obispo de la Diócesis en noviembre de 1892, autorizando la impresión del libro titulado " QUINARIO EN MEMORIA Y DEVOCIÓN DE LO QUE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO PADECIÓ DESDE QUE SE PRONUNCIÓ SU INICUA SENTENCIA HASTA QUE MURIÓ CRUCIFICADO EN LA SANTA CRUZ ", toda vez que según la censura emitida, no contiene nada contrario a la fé y buenas costumbres, concediendo cuarentas días de indulgencia a todos los fieles por cada día del Quinario que leyere.
Sobre el QUINARIO, en general, y según escribe D. Jesús Luengo, decir que los quinarios –cinco días– parecen hacer referencia a las cinco llagas de Cristo, de ahí su duración, nombre y especial dedicación a las imágenes cristíferas. En siglos pasados, la celebración del quinario tenía un carácter penitencial y misional: durante cinco días, los cofrades se preparaban, mediante ejercicios de piedad, meditación, escucha de la Palabra de Dios y sermón, para culminar con el día más importante: la Función Principal de Instituto, en la cual sí que se celebraba la misa y se hacía ejercicio de comunión general. Así pues, para el ejercicio del quinario no hace falta la celebración eucarística. La Hermandad de los Estudiantes de Sevilla así lo sigue haciendo: su quinario es auténtico, con Liturgia de la Palabra, sermón –parte importante del quinario– y adoración al Santísimo.
Por eso, la llamada Función Principal recibía ese nombre: porque se celebraba la eucaristía y los cofrades comulgaban. El ayuno eucarístico, hoy reducido a una hora antes de comulgar, era en aquellos años muy penoso, ya que había que guardar doce horas –desde la noche anterior–. La práctica de la comunión frecuente no entraba en las prácticas religiosas del pueblo, debido a ese riguroso ayuno previo, y las misas vespertinas eran inexistentes.
En la actualidad, aunque las hermandades sigan celebrando quinarios, se ha perdido de hecho su primitiva estructura y función. Muchas hermandades llaman quinario a celebrar la eucaristía, eso sí, con rezo previo del rosario la mayoría de las veces. Otras, tras el rosario, hacen el ejercicio del quinario, que suele constar de oración, meditación breve, peticiones al titular y poco más, siempre con prisa y en escasos minutos. Una ocasión perdida, ya que el quinario si que es un acto de culto, no litúrgico, eso sí, pero específicamente dedicado al titular de la hermandad, propio de esa advocación e imagen.
También el concepto de Función Principal sufre esa evolución y ha perdido algo de su sentido original. Si siempre se celebra la eucaristía, en rigor no puede decirse de una eucaristía que sea más principal ni importante que otra.
En la fotografía adjunta, ejemplar de la segunda edición realizada en 1920.
En la fotografía adjunta, ejemplar de la segunda edición realizada en 1920.
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