Tal día como hoy 14 de abril de 1987 ( Martes Santo), y hasta el día de la fecha, quedaba instituido por parte de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno la celebración cada Martes Santo de un devoto y solemne besapié a la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, acto este que se ha convertido en todo un referente para todos los vecinos de Puente Genil, formándose desde tempranas horas del día pobladas y largas filas de fieles para poder visitar y besar el pié de Jesús Nazareno.
Previamente, con anterioridad y desde el año 2017, la Real y Pontificia Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la tarde-noche de cada Lunes Santo realiza, mediante una plataforma mecánica creada ex profeso, un solemne acto en que se lleva a cabo el descendimiento de la Imagen desde su Camarin, para ya, al día siguiente presentar a Nuestro P. Jesús Nazareno en devoto Besapié a todo el pueblo de Puente Genil.
El origen de esta práctica religiosa del besapie o besamanos ( según se trate de una imagen de Cristo o de Virgen ) proviene de una ceremonia cortesana que la Iglesia introduce en sus celebraciones y que desde las primeras décadas del pasado siglo, hermandades y cofradías llevan a cabo estas prácticas en casos extraordinarios, si bien, en la actualidad su asiduidad es prácticamente anual, cuando no, en mas de una ocasión al año.
Según D. Víctor T. Rodríguez-Flores,parece unánime que el origen de esta costumbre del besapié o besamanos, proviene de Oriente y ya en el Imperio Aqueménida se veneraba al Emperador de los Persas de esta forma. Tras la invasión de Alejandro Magno (331 a.C.), los griegos traen esta costumbre consigo a Occidente consolidándose en el Imperio Romano como forma habitual de veneración al Emperador arrodillarse ante él y besar el filo de su manto de púrpura, así como el pie. Esta costumbre se mantuvo en el Imperio Romano de Oriente o Bizantino hasta su caída en 1453.
Mientras tanto en el Occidente medieval, el Papa Constantino I introdujo esta costumbre en el ceremonial pontificio en el año 709, no solo en actos solemnes, como por ejemplo, para jurar obediencia al Papa, sino como saludo protocolario en cualquier audiencia o encuentro con el Soberano Pontífice. El Papa San Juan XXIII aboliría esta costumbre ya a finales de los años 50 del Siglo XX.
Por otra parte, esta forma de mostrar respeto se daba igualmente en la Edad Media entre nobles y vasallos ya que estos últimos juraban fidelidad besando la mano de su señor con lo que se denominaba el osculum fidelitatis o beso de la fidelidad; exactamente eso es lo que hacemos cuando besamos el anillo de un Obispo, reconocer fidelidad.
Como vemos, pues, besar las manos o pies de los Sumos Pontífices, Reyes, Obispos o señores feudales significaba un acto profundo de sumisión y respeto (Su última rémora a nivel social hoy es el beso en la mano que se figura como saludo respetuoso a las señoras cada vez más en desuso).
A principios del Siglo XX hubo un movimiento grande en la Iglesia sobre la cuestión de la Realeza de Cristo (y por consiguiente de Su madre) que se plasmó en la institución de la Solemnidad de Cristo Rey por el papa Pio XI el día 11 de diciembre de 1925 a través de la Carta Encíclica Quas Primas.
No necesariamente ligado a este acontecimiento pero sí en la misma franja temporal comienzan a popularizarse los besamanos y besapiés a imágenes de devoción.
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